El esguince de rodilla es una lesión propia de deportistas. El fútbol, el rugby y el esquí son, con diferencia, los deportes generadores de esta lesión.
La variedad de esguinces de rodilla es bastante amplia. Los esguinces leves suelen tratarse, por ser susceptibles a dicho tratamiento, de un tratamiento conservador, esto es inmovilización. Los esguinces más graves requieren intervención quirúrgica.
Entre los principales esguinces de rodilla podemos destacar los siguientes: valgus puro, valgus rotacional externo, hiperextensión, varo puro, varo rotacional interno, genus varan con gran laxitud posterior externa y genus varum con gran laxitud anterior interna.
A efectos prácticos médico-legales, los clasificamos en esguinces leves y esguinces graves.
Por lo que refiere a los esguinces leves, el tiempo medio de curación será de 40 días, de 2 días el de hospitalización y el de incapacidad de 40 días. Por último el tiempo medio de limitación para depones de riesgo es de 180 días.
Las secuelas previsibles son todas transitorias, de modo que no se prevén secuelas de carácter permanente. Respecto de las secuelas de carácter moral, aunque son transitorias hay que destacar el importante dolor físico. Por otra parte, las relaciones familiares y sociales se verán limitadas por la obligada inmovilización. El ocio, en muchas ocasiones, se verá restringido más allá del tiempo de curación.
En cuanto a los esguines graves, el tiempo medio de curación es de 120 días. El de hospitalización es de 20 días, el de incapacidad laboral es de 120 días. De 180 días será el tiempo medio de limitación para ciertos deportes.
Las secuelas previsibles son infrecuentes a nivel anatómico. A nivel funcional son de carácter transitorio, concretándose en inmovilidad y limitación de movimientos que podrían ser permanentes. Así son luxaciones viciamentos, patología residual de tendones y viciamientos tendinosos.
Las secuelas psíquicas de carácter permanente son impropias. En deportistas las de carácter transitorio son frecuentes, sobre todo la angustia, ansiedad, depresiones.
A nivel estético, si quedan secuelas funcionales, pueden afectar a la armonía corporal o a la simetría. También pueden quedar cicatrices como consecuencia de intervenciones quirúrgicas.
Las secuelas morales se concretan, sobre todo, en el dolor físico que durará, como mínimo, tanto como dure la curación de la lesión. Además hay que contar las necesidades de hospitalización, el riesgo operatorio, limitaciones para las relaciones, sean conyugales, familiares, sociales y educativas.
Tanto por la limitación física que supone la lesión, como por el riesgo que puede suponer la minusvalía, existe una imposibilidad para practicar deportes.
Las secuelas a nivel extracorpóreo se derivan de las consecuencias morales para la familia que convive con el lesionado, al verse este disminuido para las funciones cotidianas propias de la vida diaria, requiriendo la ayuda de otras personas para la realización de determinadas actividades.