El fémur es el hueso más largo del cuerpo, es el que va desde la cavidad glenoidea del coxal, en la cadera, hasta la rodilla. Forma el esqueleto del muslo. En la mayoría de los casos las fracturas de fémur se producen por accidentes de tráfico, laborales y por accidentes fortuitos, como pueden ser las caídas de los ancianos de sus propios pies.
De todas las fracturas femorales, la más frecuente es la fractura de la diáfisis femoral, producida en accidentes de tráfico. Esta se suele dar en personas jóvenes que llevan una vida activa.
El tiempo medio de curación de una fractura de fémur es de 160 días y de 20 el de hospitalización. La rehabilitación suele ser larga, llegando a tener un tiempo medio de 160 días. En cuanto al tiempo medio de incapacidad para la práctica de deportes es de 250 días.
Las secuelas anatómicas que cabe prever se concretan en consolidación patológica, acortamientos, callos viciosos, material de osteosíntesis y osteomielitis, que se frecuente en fracturas abiertas.
En lo que a secuelas funcionales se refiere, se producirán cojeras causadas por acortamiento o por viciamientos posturales-dinámicos, así como dolor, intolerancia al material de osteosíntesis y limitación de movimientos.
A nivel estético las secuelas son secundarias a las anatómicas y a las funcionales.
Las secuelas psíquicas son, en este tipo de fracturas, impropias. Aunque en los ancianos suelen originarse presiones frecuentes.
El tiempo prolongado de curación, la hospitalización, el dolor físico y el riesgo de ser intervenido quirúrgicamente serán el caldo de cultivo para las secuelas morales. Además, hemos de contar con la limitación de las relaciones sociofamiliares y la imposibilidad de practicar deportes. De forma transitoria, puede afectar a la función educativa y a la relación conyugal.
Por último, en cuanto a secuelas, las extracorpóreas son secundarias a las secuelas morales.